HECHA LA LEY, HECHA LA TRAMPA

El pasado 16 de agosto se promulgó la LEY DE PREVENCIÓN DEL CÁNCER EN LAS MUJERES Y DEL FORTALECIMIENTO DE LA ATENCIÓN ESPECIALIZADA ONCOLÓGICA, con lo cual se otorga a las mujeres un día de permiso laboral para que puedan acudir a un establecimiento de salud y tener la oportunidad de realizase exámenes y atenciones oncológicas preventivas, para detectar cáncer de cuello uterino y de mama.

Es un avance; sin embargo, no considero que sea suficiente y si hablamos de cáncer, no basta con gestos, porque las mujeres se mueren y la buena voluntad no las salva.


En la región Junín, previamente a la pandemia se logró identificar que se presentaban más de 100 casos nuevos de cáncer de cuello uterino por año. Mientras que para el 2022 el IREN Centro registra que solo en estos últimos meses, previos a agosto, las primeras causas de atención son por tumores malignos de cuello uterino y mama, con 280 y 108 casos respectivamente. Muy por encima de los otros tipos de cáncer que afectan a los hombres.


En ese sentido es preciso reflexionar sobre la importancia de contar con un sistema de prevención y detección temprana de estos tipos de cáncer, teniendo en cuenta que un día de permiso no solo no basta, sino que podría ser incluso hasta una medida sin impacto. Y la razón fundamental es que los exámenes para este tipo de detección no se pueden generar en un solo día, además que esto solo atiende las necesidades de las mujeres que tienen un trabajo formal y eso es menos del 20% de la población. Así que a raíz de esta iniciativa urge que la ciudadanía le cuestione al gobierno una real atención de esta problemática de salud.


El cáncer de cuello uterino es uno de los que encabeza las causas de mortalidad en el país, y esto es sumamente preocupante cuando se trata de una enfermedad con una historia precancerígena que puede durar muchos años y al ser detectada tiene gran posibilidad de curarse. Es por ello que debemos llamar la atención de las autoridades para que ejecuten de manera correcta el presupuesto destinado a prevenir y controlar el cáncer. Y sinceramente no creo que sea suficiente la pequeña concesión de un día de permiso, peor aún con un sistema de salud como el nuestro.


La prevención y control del cáncer de cuello uterino va mucho más allá de este tipo de “gestos”. Esta enfermedad está relacionada con la educación sexual integral, por ejemplo. Algo que los grupos conservadores y antiderechos impiden que se implemente. Es muy poco difundido que el uso de preservativo en las relaciones sexuales previene la infección por Papiloma Virus, causante de éste cáncer. Muchas mujeres y también los hombres desconocen que esta enfermedad se produce por un virus que se transmite por las relaciones sexuales sin protección y eso los hace vulnerables al contagio y a contagiar. Esa por ejemplo debería ser una potente estrategia de salud pública que el gobierno debería luchar por que se implemente.


A pesar de las vacunas, el Papanicolaou, y todos los avances que hay para prevenirlo y tratarlo, las mujeres peruanas siguen muriendo por cáncer de cuello uterino, pero ¿qué mujeres?, las mujeres pobres, porque no basta con haber sufrido de la infección por Papiloma Virus para que la enfermedad se desarrolle. Para que se presente el cáncer se requiere de otros factores que son determinantes para que se presente y algunos de estos son: la desnutrición, tener muchos hijos, utilizar anticonceptivos orales por mucho tiempo y el tabaquismo entre otros. Entonces es preciso analizar quienes son las mujeres con este tipo de riesgos, y son las mujeres pobres principalmente las que están expuestas a estos factores.

No se puede hablar de enfermedades sin hablar del contexto social, político y económico de la sociedad en donde viven las personas y con este tipo de cáncer podemos hacer el perfecto análisis. Vivimos una crisis alimentaria, aún a pesar de ser el país con la más rica cultura culinaria y diversidad de productos agrícolas de alta calidad nutricional; sin embargo, una gran proporción de la población se muere de hambre y de ese grupo, la mayor cantidad son las mujeres. Se debe reconocer la cultura machista que romantiza a la madre abnegada que se “quita el pan de la boca para dárselo a sus hijos” y el que hace que se sirvan menos comida a las niñas en comparación con los niños, o que reserven para los padres y los hijos hombres la presa de carne o pollo que se sirve en la mesa.


Esa es nuestra sociedad y en esta sociedad las mujeres se mueren más, reconocer estos factores es fundamental para salvar la vida de la mitad de la población, no un día de permiso laboral que para lo único que nos servirá es para sufrir más los maltratos del sistema de salud, precario, discriminador, fragmentado y lamentablemente violento con las mujeres.