CASTILLO ES REHÉN DE FUNDAMENTALISMO DE BELLIDO

La vacancia presidencial, la disolución del Congreso, el control político (interpelación y censura) son posibles al amparo de la Constitución. Su invocación depende de la sensatez política y de la existencia de motivos fehacientes que atentan el interés colectivo –como viene sucediendo- desestabilizando la gobernabilidad y agudizando el fraccionamiento del país.
Otra causa del proceso de desestabilización y fraccionamiento del país, es también el enfrentamiento político de los dos extremos enfrentados en la segunda vuelta, que no entienden ni menos activan la tolerancia y el diálogo para complementar esfuerzos en pro del bienestar colectivo, impidiendo, o por lo menos entorpeciendo la superación de las crisis política para afrontar con éxito la de salud, economía, falta de puestos dignos de trabajo, seguridad ciudadana, educación rural sobre todo y el calentamiento global, entre otras, que venimos padeciendo.
La lucha por el poder real desatada al interior del ejecutivo por los caprichos fundamentalistas de Perú Libre (PL), celoso por la presencia de los cuadros de Juntos por el Perú (JP) en puestos clave de gobierno (ante la ausencia de “cuadros capacitados del partido”) lo han llevado a utilizar los chats de estilo fujimorista, con los que condicionan y manejan a los congresistas oficialistas para boicotear al Presidente, lucir deslealtades del mismo Presidente del Consejo de Ministros (PCM) y a perder conciencia sobre su proceder que ahonda la desconfianza en el gobierno y la incertidumbre en la economía, que responde “disparando” el precio del dólar y la fuga de capitales, así pretendan desestimar esta realidad.
No hay dos gobiernos paralelos como dicen algunos, hay uno que está chantajeado por el radicalismo de las huestes de PL que vienen copando todo lo que pueden en la función pública, incluidos diplomáticos de aventura, eliminando a quien no les servirá de peón en el logro del gobierno de partido y pensamiento únicos, al que aspiran según ideario que presentaron al JNE. No es que se les atribuya el “logro” que aspiran, escrito está por ellos mismos.
Situación inédita en un periodo constitucional la que estamos viendo. Un PCM ubicándose por sobre el Presidente de la República, simultáneamente serruchando a ministros del gabinete que preside. Demanda acciones drásticas dentro del marco democrático. La infiltración violentista en ejecutivo y legislativo es patética y, sin duda preocupa, ante el peligro de la no continuidad democrática y vigencia de las libertades, que permita la reforma integral de la Constitución dentro del respeto al Estado de Derecho, a fin de no profundizar la crisis que nos está devorando.
¿La solución? el Presidente debe optar ya por deslindar y romper su condición de rehén del radicalismo de PL, sacudiéndose de ese entorno y proponiendo un plan que garantice la viabilidad de la gobernabilidad. El Congreso ante las circunstancias, debe de ejercer el control político. Las censuras a Maravì y Bellido, constituyen en una necesidad y están sobre el interés de algunos “padres de la patria” de garantizar su estabilidad laboral por el periodo, ante el miedo del cierre del Congreso. Veremos qué pasa.