LA CAMPAÑA DE VACUNACIÓN : ¿ÉXITO O SÓLO SUMA DE CIFRAS?

Estamos ante una etapa crucial en medio de la pandemia, porque a pesar de todo lo vivido nos encontramos ante la posibilidad de poder contrarrestarla. Esto debido a la vacuna, que abriéndose paso a toda precariedad y demás obstáculos ha llegado a nuestro país. Y contra todas las noticias falsas de pseudoperiodistas y medios de comunicación serviles a intereses mezquinos, la estrategia de vacunación viene en próspero avance.

Pero, ¿cómo medimos el éxito de este avance en Junín?. Los últimos festivales de vacunatón han cerrado cumpliendo las metas de cifras de vacunados. ¿Podemos decir que una campaña es exitosa porque alcanza cifras programadas o las supera?. Es importante reflexionar al respecto y hacer un ejercicio de análisis de manera urgente. Junín es una de las regiones que ha ido descendiendo el límite de edad a velocidades mayores que otras, sobre todo de Lima. Lo cual no significa que la campaña esté avanzando de manera exitosa. Y este es el punto hacia donde va el análisis que sigue.

La estrategia de vacunación debería ser el resultado de un plan milimétricamente organizado y muy bien pensado. Un plan que debe ser la consecuencia de un análisis epidemiológico y desde la perspectiva de la salud pública. Organizado desde las determinantes sociales y agrupando a poblaciones vulnerables para desarrollar la enfermedad en sus formas graves o desde aquellas con mayor capacidad de contagiar y propagar el virus. No se trata solamente de cumplir metas físicas que contengan cifras; sino que debe ser el cumplimiento de metas pensadas en la contención de las graves consecuencias a nivel de población.

En ese sentido es preciso detallar algunas condiciones observadas en la región. Es así que tenemos personas que no confían en la vacuna, en la marca de esta y probablemente, quienes no tengan acceso a ella. Y sobre cada una de estas características se debe plantear la estrategia. Tomando mayor énfasis en quienes por diversos motivos se niegan a ser vacunados, a pesar de la evidencia contundente de posibilidad de morir si se es víctima de un contagio. Porque son estas personas sin vacuna las que representan un riesgo para la salud colectiva de toda la comunidad.

En relación a quienes no confían en la marca que se dispone en cada campaña, el análisis responde a las mismas causas, información falsa con alta capacidad de difusión, pero por lo menos el riesgo de poner en peligro a la comunidad es menor, ya que de contar con la marca que desean aceptarán ser vacunados. O como ha sucedido, han realizado viajes hacia otras regiones en busca de la marca que creen que sí les protegerá de morir o de sufrir graves consecuencias. Sin embargo, se deben tomar medidas comunicacionales estratégicas para lograr derribar tanta información perjudicial que ha tenido acogida incluso en sectores de personas con niveles de educación superior y hasta de postgrados.  

Con respecto a la falta de acceso, las medidas aunque parezcan más sencillas, no lo son, porque estamos ante una barrera que desde siempre ha sido el obstáculo para llevar salud hacia todas las zonas de nuestra región, tan grande y diversa. Ya que se debe de tener en cuenta que la región Junín tiene una geografía diversa, accidentada y con deficiencias de conexión en razón de falta de carreteras y vías de comunicación que faciliten tanto el acceso al personal de salud como a la misma población de acercarse hacia los puntos de vacunación.

Y todo ello es responsabilidad del gobierno regional. Pues debemos tener siempre presente que la descentralización le permite a nuestras autoridades la posibilidad de plantear medidas con total autonomía, siempre y cuando sigan las normas que el Ministerio de Salud demanda. Para todo lo demás existe plena libertad de poder plantear las estrategias en salud pública que sus técnicos propongan. Y es ahí en donde se concentra la preocupación. ¿Existe un equipo técnico capaz de ese gran desafío?. Cuestionar ese detalle es responsabilidad ciudadana, porque tenemos que empezar a asumir las consecuencias del voto y tener muy claro que las autoridades no son personas todopoderosas que pueden hacer su voluntad. Todo lo contrario, las autoridades elegidas de manera democrática deben responder a las necesidades de la población que las elige.
Y hoy, luchar por enfrentar debidamente esta pandemia es su obligación y su mayor desafío.