TESIS PARA GOBERNAR

Para quienes nos hemos formado en el mundo de la docencia y la investigación sabemos lo complicado y laborioso que resulta hacer una tesis (más aún si esta es para un doctorado maestría y encima, en otro idioma).


Personalmente me molesta tremendamente que el escándalo de la tesis plagiada -según varios informes y evidencia periodística que sindican tanto al Sr. Castillo como a su esposa como responsables- sea politizado y peor aún, pormenorizado. Precisamente minimizar este tema es un insulto al esfuerzo de todos aquellos quienes mediante su talento, mérito y capacidad buscan legítimamente obtener una acreditación que les permita desarrollarse en un campo tan rico, riguroso y fundamental como es la generación de conocimiento en cualquier sociedad. Esta actitud socava la credibilidad que cada profesional debe construir y ganarse ante la sociedad.


De comprobarse este hecho, resultaría ser una inaceptable afrenta a la confianza y crítico llamado de atención a lo que viene ocurriendo con la educación chicha en diversas Universidades de nuestro país.


Pareciera cristalizarse una tendencia peligrosa que nos conduce hacia una abierta masificación educativa de pobrísima calidad, de bajo rendimiento y sobre todo el conformismo que se afectaría a la juventud de esa misma que se oferta “combos” y ofrece paquetes educativos a bajo precio, programas sin sustancia, sin responsabilidad, sin credibilidad, sin ningún tipo de rigor docentes que suelen llamarse catedráticos sin tener honores para ser nombrados.


Seamos claros y directos. Plagio es plagio. Robo es robo. Mentira es mentira. Lo lamentable será que, si normalizamos la cultura del menor esfuerzo, de la criollada y de la mediocridad, es muy probable que tengamos una generación de estudiantes convertidos en futuros incapaces en lo moral, intelectual y profesional. Con la educación no podemos ser tan laxos, tan tibios, tan silenciosos o tan político-correctos.


Finalmente, ¿confiaría usted su salud a un doctor que plagio su examen? ¿Confiaría la educación de sus hijos a un farsante? ¿Confiaría su Defensa legal a un tinterillo? La respuesta es clara NO, por tanto ¿Confiaría usted el destino de su país y por ende el de su familia a alguien con esta acusación? Mucho que reflexionar.